La decisión de automatizar procesos industriales traerá, necesariamente, la pérdida de algunos puestos de trabajo, sobre todo de mano de obra no calificada, algo que está lejos de constituirse en un problema económico. Basta con tener en cuenta que cuanto más desarrollado es un país menos peso tiene la mano de obra no calificada en los costos de producción.
¿Significa esto que la automatización industrial impacta negativamente en los recursos humanos? La respuesta es: depende. Si se miran los casos particulares es evidente que el operario cuya función es ahora desempeñada por una máquina puede perder su empleo, a menos que la empresa, el gobierno o él mismo se ocupen de que adquiera las competencias que necesita para acoplarse a los procesos automatizados.
¿En qué se ocupa el recurso humano?
Aquí viene la otra cara del depende, la automatización industrial no suprime las exigencias de mano de obra, pero sí exige una mayor cualificación.
- En la primera etapa, cuando hay que estudiar el proceso para determinar cómo automatizarlo, se necesita de personas que lo conozcan.
- Luego, cuando hay que implementar esas soluciones, se precisa también que haya personas expertas que sepan cómo hacerlo y que estén familiarizados con las máquinas.
- Por último, cuando ya la automatización está operando, se requiere de personal de planta que sepa como manejar los procesos y como controlar y monitorear la operación.
Una vez el recurso humano está capacitado para estas tareas, se empiezan a notar las mejoras. Por una parte, las tareas son menos repetitivas y rutinarias, y se tornan más desafiantes, lo que constituye una motivación para la gran mayoría de personas. De otro lado, las tareas que se automatizan suelen representar riesgos inmediatos, como heridas o lesiones de los operarios, algo que no existe con las máquinas.