Los países del primer mundo tienen una gran experiencia en automatización, en contrapunto con los problemas que muestran los países de menor de desarrollo.
Con casi 6 décadas en la industria automatizada, la brecha entre estos dos mundos se ha incrementado, dejando problemas básicos todavía no resueltos en los países menos desarrollados, pero con problemas de gran complejidad en el caso del resto.
El complicado primer mundo
Con la llegada del CNC (control numérico computarizado), los países más desarrollados lograron resolver grandes problemas afrontados luego de la segunda guerra mundial, pero hoy, los mismos se enfrentan a otro tipo de problemas: la exigencia de ser cada día más precisos y veloces.
Los tiempos de entrega se acortan y los desafíos son cada vez más complejos. En Europa por ejemplo, la imperiosa necesidad de estructuras más flexibles se presenta como el problema más complicado de resolver. Países como Estados Unidos, exigen hoy costos menores y la minimización de errores en las entregas.
Primero lo primero
En los países del tercer mundo, la problemática de la automatización (en especial CNC) está situada en los mismos pilares que la problemática social. La mano de obra calificada se convierte hoy en una ecuación casi imposible de resolver, así como también la falta de insumos para producir modelos en forma masiva.
Cabe resaltar que las políticas gubernamentales en varios de estos países hacen parecer que este tipo de inconvenientes no ven con buenos ojos el futuro cercano, puesto que la problemática social conlleva a desplazar estas industrias a esperar décadas antes de poder dar pasos de esta magnitud, presentando dificultades como la importación de tecnología o las huelgas.
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