Las matriculaciones se desplomaron en los principales mercados de Europa en 2012, hasta retroceder hasta niveles de hace décadas. Sólo la pujanza de la economía rusa, uno de los pocos países donde crece la riqueza de las familias, mantiene la esperanza de los grandes fabricantes.
El panorama en Europa es desolador para el sector del automóvil. Las matriculaciones de turismos retrocedieron con fuerza el año pasado en los principales mercados del Viejo Continente. En España cayeron el 13,4%, situándose en niveles de 1986 (menos de 700.000 unidades).
Ni siquiera el Plan PIVE, el programa de ayudas del Gobierno puesto en marcha en el último trimestre de 2012, logró frenar la debacle. El golpe en Francia fue más suave, aunque también demoledor: el mercado de turismos retrocedió 15 años, hasta niveles de 1997.
Las ventas en el conjunto de la Unión Europea cayeron el 7%, según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA)
Sólo Rusia fue capaz de aguantar en 2012 el buen ritmo de los últimos años, con un incremento superior al 10%. Aunque el crecimiento se ha ralentizado respecto a ejercicios precedentes (aumentó el 30% en 2012 y el 39% en 2011), el ruso es ya el segundo mercado más importante para el sector en Europa.
Los grandes fabricantes quieren aprovechar esta coyuntura y refuerzan su presencia en Rusia con inversiones millonarias
La consultora Ernst & Young prevé que el mercado ruso será el mayor de Europa en 2017. Generalistas como Renault, Hyundai o Chevrolet ganan terreno a velocidad de vértigo, aunque el avance más espectacular lo han experimentado las marcas premium (BMW, Audi, Porsche, Mercedes…) y las de lujo extremo (Rolls-Royce, Bentley…).